Somos una comunida misionera: Misioneras Seculares Scalabrinianas, un Instituto Secular en la Iglesia. En nuestra diversidad de orígenes y culturas nos unen la vocación de seguir a Jesús por los caminos del éxodo de nuestro tiempo y una historia que comenzó en Solothurn, Suiza, en 1961, en un contexto migratorio y scalabriniano.
Vivimos en pequeñas comunidades y en los Centros Internacionales "J.B. Scalabrini", donde con jóvenes y amigos de diferentes nacionalidades, culturas y religiones, deseamos hacer espacio a aquella comunión en la diversidad que soñamos para el mundo entero.Al principio de nuestra historia, no había sólo una respuesta a una necesidad social, sino también –y sobre todo– el asombro por una experiencia de amor grande y totalizante; un asombro que no ha disminuido, al contrario, está más vivo que nunca.
Nuestra
comunidad inició en Solothurn en 1961 con Adelia Firetti, una joven profesora de Piacenza (Italia),
que llegó a Suiza por invitaciónde los Misioneros Scalabrinianos
para dar clases a los hijos de los emigrantes, pero también movida por una profunda búsqueda de fe. Sin
embargo, debido a las dificultades que surgieron con las instituciones,
la escuela no se abrió.
Frente a un futuro que se cerraba a sus
expectativas, Adelia intuía que la elección más profunda
que tenía que hacer era enraizarse en una relación vertical de fe con Dios, en
quien esperar aquel futuro por el cual quería gastar su vida. En aquella experiencia podía descubrir la presencia, llena de amor, de
Jesucristo crucificado y resucitado que la llamaba a
seguirlo en una entrega incondicional de su vida.
" Era el 25 de julio. Una mezcla de sentimientos, entre el miedo y la confianza, me atravesaban. Dios, que me había llevado hasta allí, me hacía percibir, en mi propia experiencia, su fidelidad y su amor de misericordia a través de su Hijo crucificado y resucitado. En aquel momento de oración le dije mi sí, entregándole totalmente mi vida. Mi sí, este voto secreto, se convirtió en mi punto de referencia y mi esperanza: pase lo que pase -podía sucederme todo-, estaba entregada a Dios y por siempre. Me había puesto en sus manos y el confiarme a Él era mi fuerza y mi alegría".
Adelia Firetti
© Misioneras Seculares Scalabrinianas
- 2022